La luminosidad, en conjunción con la pureza de las formas, y con un protagonismo esencial del agua, convierte a este espacio en un rincón único donde disfrutar de la calidez y armonía del hogar en perfecta relación con el entorno. Un ascensor comunica todos los niveles de esta lujosa villa y se adentra en la roca hasta llegar a una de sus dos piscinas exteriores.
Una gran pieza de hormigón armado de líneas rectas, que proporciona transparencia y simplicidad, representa la tarjeta de bienvenida a la Villa. Esta estructura está en conjunción armónica con el verde del jardín de entrada, la madera y el negro de la piedra basáltica que bordea la zona ajardinada y fortifica la finca.